Opinar

  Como dice el encabezado ¿Te atreves a escribir? Si quieres escribir, lo que quieras relacionado con el pueblo sobre tu juventud tu madurez o tu vejez, lo que piensas del pueblo de la España vaciada de lo que te gusta el pueblo de lo que piensas o simplemente, escribir por escribir, mándanoslo y lo publicaremos, anímate

Con el botijo a la fuente

CON EL BOTIJO A LA FUENTE

Al norte del pueblo de Cozuelos confluyen tres pequeños valles, El Vallejo, el de Fuentecañon y el de la Mangadilla. Las colinas rocosas no son terreno arable. En la confluencia de los tres valles antes mencionados hay una fuente de agua que brota del fondo de las rocas y esta rodeada de una verde pradera. Origina el rio de Cozuelos. Es la mayor riqueza natural del pueblo y el orgullo de todas las generaciones que han vivido en Cozuelos. Sin este brote de abundante agua que generosamente ofrece el valle desde sus entrañas, no existiría el pueblo. Quienes hemos nacido y vivido algún tiempo en Cozuelos no olvidaremos nunca la fuente.
Recuerdo en mis años de niño, allá por la década de los cuarenta del pasado siglo cuando aun no existía agua corriente ni la mal llamada fuente de Santo Tomas bebía el agua de la fuente de “Prao”, como la llamábamos en el pueblo. Todas las mañanas y todas las tardes nos decían las madres:”Coge el botijo y vete a la fuente”. Y era todo un viaje, sobre todo para los que vivimos en barrio abajo. No disponíamos de motocicletas ni de bicicletas de deporte.

En ese rutinario viaje vespertino una niña rompió el botijo a la salida del barrio Mataquel. Todo fueron llantos en la niña. Pero el precioso botijo de orcilla quedo hecho añicos antes de llegar a la fuente.

A mis sesenta y tres años soy como ese botijo de arcilla rojiza caminando de barrio en barrio, de una parte de la aldea mundial a otra. Paso a paso y día a día me voy acercando a la fuente, unas veces jugando y otras agarrando con fuerza el asa de mi botijo, deseoso de llenar mi existencia de agua fresca y cristalina que nunca me niega esa inagotable fuente que siempre encuentro junto al pueblo. Mi preocupación es no romper el botijo y seguir acercándome a ese manantial, que es Dios, para calmar la sed de mi vida.

Angel Becerril Fernandez

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Desde Oriente

DESDE ORIENTE
Desde Oriente abro la página web de Cozuelos. Nuestro pueblo,
escondido entre las pequeñas colinas se asoma a todo el mundo en
esta pantalla. Nunca se lo imaginaron nuestros antepasados cuando
subian por las lomas de la lastra o iban en el carro por los caminos
de “El Vallejo”.
Os felicito a los que habéis abierto esta pagina. Que sirva para
mantener unidos a los hijos del pueblo, ahora esparcidos por el
mapa del mundo. Desde Oriente os envió este saludo a donde os
encontréis. El mundo entero se nos ha hecho tan pequeño como una
pantalla. Y es que para el corazón no hay distancias.
Esa torre de la iglesia que nos saluda al abrir la página, junto con la
Peña Torrecilla y otras imágenes tan queridas, nos mantienen
unidos. Para los que tenemos el pelo blanco es una alegría saber que
nuevas generaciones promueven nuestro pueblo porque saben que
allí hay unas raíces que hay que regar con frecuencia.
Un abrazo a todos donde os encontréis.
Ángel Becerril Fernandez

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Recuerdo

 REUERDO

Algún día, en un tiempo no muy lejano alguien se pondrá a pensar y recordar…
Recuerdo que mi abuela me contaba hace tiempo y me decía que su pueblo era un pueblo
pequeño, muy pequeño que se encontraba entre tres valles, en invierno hacia frio, mucho frio
un frio de tiritar y tenía una fuente que llamaban la Fuentona, gracias a ella el pueblo se
mantenía, nunca le falto agua. Las casas eran de piedra las mejores y sino de adobes, recuerdo
me decía mientras me cogía de la mano, en el nací yo y tu madre, nos dedicábamos a la
agricultura y la ganadería teníamos todo lo necesario para subsistir, sembrábamos las mejores
patatas del mundo y el mejor trigo, cebada y comuña, había rebaños de ovejas, gallinas cerdos
y conejos, teníamos casi de todo. Sus gentes estaban curtidas y acostumbradas a los rigores
del clima, nos conocíamos todos y nos ayudábamos, compartíamos nuestras vidas y éramos
como Fuenteovejuna una gran familia, teníamos nuestras fiestas y nuestra iglesia porque en el
pueblo éramos todos muy religiosos, nuestros juegos de bolos y nuestro mus y hasta
jugábamos el tute, y se reía, disfrutábamos de lo que teníamos y no necesitábamos más,
ahhhh y había Escuela y Ayuntamiento. Recuerdo ver a mi abuela como se emocionaba y se le
saltaban las lágrimas al recordar aquellos momentos.
Ahora ya soy mayor y todos mis antepasados han fallecido, los únicos recuerdos que me
quedan de ese pueblo, creo que se llamaba Cozuelos o algo parecido, son sus relatos, verla feliz
contándome cómo fue aquel pueblo, como eran sus vecinos, se acordaba de todos de sus
nombres de cuando nacieron y cual era su quinta era impresionante oírla con esa memoria
prodigiosa hablar de Eustaquia, Consuelo o Don Jesús, en el pueblo, me decía, no había médico
sabes y cuando nacía un niño llamábamos a Laureana que era una de las matronas y allí mismo
paria. Éramosla España profunda por no pasar ni paso la guerra, solo pasaron a reclutar a gente,
no pasamos hambre y seguíamos con nuestro trabajo, eran otros tiempos.
He estado indagando sobre ese pueblo y según los archivos electrónicos que existen
desapareció como consecuencia de la despoblación hacia el año 2030, nadie lo conoce ni lo
recuerda ni ha oído hablar de él, he recorrido la zona en varias ocasiones donde pudiera haber
estado, pero lo único que he encontrado son unas ruinas de casas donde posiblemente hace
mucho tiempo pudiera haber estado el pueblo, y creo haberlo encontrado, lo he reconocido
porque hay una fuente en medio de un prado donde sigue brotando agua. Ese era el pueblo de
mis abuelos.

Ángel

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Violines de tres cuerdas

VIOLINES DE TRES CUERDAS
¿A quién no le gustaría haber sido maestro de un gran teólogo y más
si un día llega a ser Papa, o entrenador de un atleta mundialmente
famoso, o, como San Juan de Ávila, mentor de santos renovadores,
o formador de un político influyente? El optar por trabajar en los
sectores más olvidados o marginados de la sociedad no ofrece
muchas posibilidades de tales éxitos.
Me propuse hace un tiempo buscar medios para que los
adolescentes de estos pueblos, un tanto alejados del progreso de la
gran ciudad, no cayeran en el mercado de trabajo en edades
prematuras o se convirtieran en niñas o jóvenes solicitadas por la
industria turística. Pero con demasiada frecuencia abandonan la
escuela o colegio en su segundo o tercer año de estudios de
enseñanza media. De primera impresión es decepcionante. Nos
quedamos con aquellos cuyo cociente de inteligencia no pasa de una
medianía. Cuando se da un caso de talento excepcional, sus
capacidades intelectuales o artísticas llevarán a dicha persona a
otros pastos y el pueblo donde nació y creció ya no se beneficiará
de sus talentos.
La población de estas aldeas está compuesta por personas de escasa
formación intelectual, frecuentemente atenazadas por las redes de una
tradición muy arraigada y poco liberadora, por otra parte hombres y
mujeres de buena pasta. Esos son nuestros líderes en los barrios, son los
alcaldillos de los pueblos, los ministros de la Palabra en nuestras
comunidades, los politiquillos de las células de base, los administradores (¡o
estafadores!) de los escasos fondos de los grupos rurales. Yo los llamo, sin
ninguna connotación peyorativa, violines de tres cuerdas.
¿Por qué los llamo violines de tres cuerdas?
Un violinista de fama internacional, por otra parte incapacitado por la polio,
fue invitado a dar un concierto de violín a personas de exquisito gusto
musical en Nueva York. Ya sobre el escenario y a punto de comenzar el
concierto, una cuerda de su violín saltó rota. El violinista no tenía repuesto
de violín ni de cuerdas. Las personas de auditorio pensaron que el concierto
era ya un fracaso. Pero el violinista se concentró por unos momentos, cabiló
sobre las posibles combinaciones de sonidos y del uso de las tres cuerdas
restantes y cuando tuvo en su mente hecha la nueva composición de la
partitura, dio órdenes al director para comenzar. Para sorpresa de todos los
asistentes el concierto fue un éxito y el público cerró la actuación con un
interminable aplauso. El violinista pidió silencio y dijo: Como ustedes han
podido ver la tarea del artista es hacer arte con lo que le queda.
Mi tarea es hacer arte con ese sector de la sociedad que me queda, sin
lamentarme por no tener personas de grandes talentos. Tengo que dar el
concierto con un violín de tres cuerdas. Si el concierto fracasa, mi tentación
es el echar la culpa a las tres cuerdas que me quedaron. Pero las cuerdas no
tienen la culpa. Es el artista quien debe concentrarse y buscar el camino
para que sus dedos produzcan, con esas tres cuerdas que quedaron, la obra
artística. Ésta, y no otra, es mi misión con las buenas gentes que viven entre
los arrozales del noreste de Tailandia.
San Pablo llevó adelante su “concierto” de evangelización en Corinto con
violines de tres cuerdas. Por eso pudo decir: “Mirad, hermanos, ¡quiénes
habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos
poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del
mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo,
para confundir lo fuerte” 
Ángel Becerril Fernandez

 

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Apuntes sobre la escultura de la Santisima trinidad y su fiesta

APUNTES SOBRE LA ESCULTURA DE LA SANTISIMA TRINIDAD Y SU FIESTA

 

La Ojeda es una de las comarcas palentinas con características propias

     Sus pequeños y ocultos regatos van formando en su derredor extensas zonas verdes que frenan el aire soleado con olor a mieses secas castellanas.

     Por sus estrechos y retorcidos caminos aun parece oírse el paso acompasado de monjes mezclado con el eco de salmodias monacales, que por ellos pasaban a fin de ver sus heredades o llevar alguna caridad a los necesitados.

Cozuelos es uno de sus pueblos, de ricas tierras, bien repartidas, que no necesitaba pedir algo prestado en San Miguel de Mayo para devolverlo en San Miguel de septiembre. Ni tampoco, aunque ligado al monasterio de Santa Eufemia de su nombre, acudir al filo del medio dia con la escudilla de madera a engrosar la hilera formada junto a la puerta del monasterio.

     Tenía sus buenos pegujales y la iglesia disfrutaba de unas sanas rentas.

     En el año 1725 ascendían a 36 cargas de cebada, 32 de centeno y otras pequeñas cantidades de diversos cereales.

     Gracias a estos ingresos pudieron llevarse a cabo buenas construcciones en el templo parroquial, que los párrocos anotaron con detalleen los libros parroquiales.

    Por ellos sabemos los sobresaltos de la feligresía por los hundimientos de bóvedas, portada y muros recientemente construidos; los frecuentes robos que soporto la parroquia, creyendo necesario poner unas puertas forradas de hierro hechas en Cervera que costaron 4.000 reales poniendo además “celadores” que velasen la iglesia durante la noche.

     También anotaron que la blanca piedra de sus muros y torre se trajo de las canteras de Villaescusa: que los trabajos de extracción y labra se pagaban por “quintales”; que traer un “quintal” costaba 6 maravedís; su labra, 15; y por la posada a los canteros, 9 reales al mes.

     Al fin de formarse una idea aproximada de estos costes, bueno será tener presente que una “carga” de trigo solía valer alrededor de 32 reales (8 ptas.) y que el real equivalía a 26 maravedís.

     También nos dejaron buena nota de los diversos artesanos que allí trabajaron en la labra de la piedra o en las tallas de esculturas y retablos.

     Especial mención creo merece la adquisición de la cruz procesional en Valladolid, que peso 193 onzas y costo 4541 reales, con punzón del platero Manuel Rodríguez.

     Para nuestro intento y por circunstancias de cierta actualidad, creo oportuno destacar la pequeña historia del grupo escultórico de la Santísima Trinidad, que ha sido restaurado recientemente en el taller diocesano, dirigido con maestría y acierto y bastante silenciosamente por un sacerdote natural de Cozuelos.    

     No abundan en nuestra parroquia y museos esculturas de este misterio.

     Lo contrario ocurre en pintura. en una de las tablas flamencas que se custodian en la iglesia de Fromista, La Anunciación, es hermoso ver como el autor interpreta este misterio de la Encarnación. En él parece haberse inspirado el P. Astete para explicar este misterio a sus lectores.

     La fiesta popular en honor a la Santísima Trinidad empieza en Cozuelos en el año 1762. Un vecino de indias, llamado Rafael Bravo ha enviado unos dinerillos a fin de hacer una fundación para estos fines. Fue necesaria la intervención del notario de Pradanos para poder cobrarles.

     La fiesta religiosa fue solemne con predicador y asistencia de varios sacerdotes a quienes se les dan sus asignaciones fundacionales.

     En este mismo año se estrena la “efigie” de la Santísima Trinidad.

     Fue tallada en Medina de Rioseco por el escultor Rafael Sierra. Su coste aascendio a 823 reales.

     La obra no satisfizo plenamente: les pareció incompleta. Y por este motivo encargan al profesor arquitecto vecino de Palencia, Manuel Rojas, tres “efigies” de arcángeles con destino a este grupo.

     En el año 1775 se talla el retablo. Su autor es un artesano de Barrio San Pedro, llamado Lorenzo Herrero, a quien se pagaron 3.000 reales.

     Creo que fue un gran acierto de los diversos párrocos de este pueblo, no solo consignar con detalle las obras que se fueron realizando artesanos de los pueblos limítrofes que dejaron allí huella de su maestría, sino conocer otros centros o focos para obras de más importancia a pesar de la distancia que les separa. 

Daniel Fernández

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Crónica a Teodoro Becerril Fernandez

CRÓNICA A TEODORO BECERRIL
TRABAJADOR INCANSABLE DE LA VIÑA DEL SEÑOR.
Por David Carrillo Prieto


Cumplir cincuenta años de vida sacerdotal representa, para el consagrado, un motivo de
acción de gracias, de revisión personal y recapitulación, que le anima a proseguir en la
carrera emprendida hasta alcanzar la meta. Este jubileo, compartido por la comunidad
cristiana, estimula a todos a redescubrir la esperanza que confiere sentido y plenitud a la
existencia humana; aquella que se funda en la promesa del Maestro: “el reino de Dios está
cerca” (Mt 4,17), y por la cual merece la pena vivir, entregarse y perseverar en el camino de
la fe.
Quien arriba a sus Bodas de Oro sacerdotales, el padre Teodoro Becerril, es conocido y
estimado por muchos, dada su larga trayectoria al servicio de la Iglesia en Cuba. La firmeza
de su voz, la elegancia y solemnidad que imprime a las celebraciones litúrgicas, sus emotivas
predicaciones, su entusiasmo contagioso, que no ha decaído con el paso de los años ni con la
fatiga de las jornadas, y su celo apostólico, hacen de él un carismático sacerdote y un testigo
singular del evangelio para estos tiempos en que “son menester amigos fuertes de Dios”,
parafraseando a santa Teresa. Aprovechando esta ocasión especial, el párroco del Carmen
accedió a compartir con los lectores sus recuerdos más entrañables, las motivaciones que
animan su vida y su misión, y sus criterios con relación a nuestra Iglesia.
Todos tenemos nuestra historia personal, -afirmó el sacerdote carmelita-, y se remontó a los
tiempos de su infancia: yo formé parte de una familia sencilla, de agricultores, en la España
de la década de los cuarenta. Vivíamos en un pequeño pueblo de Palencia, en Cozuelos de
Ojeda, más concretamente. Mis padres tuvieron cinco hijos, dos de ellos somos sacerdotes.
Mi hermano, el padre Ángel, pertenece al Instituto Religioso de Sacerdotes Misioneros
Españoles. Durante veintiocho años ejerció su Ministerio en Zimbabwe, y hace nueve años
fue designado para Tailandia, donde reside en la actualidad.
Fuimos educados cristianamente, tanto en el hogar como en la Parroquia del pueblo y la
escuela, que aunque no era un colegio religioso, sino público, se impartía la asignatura de
Religión a los niños cuyos padres la solicitaran, que normalmente eran todos.
¿Cómo despertó en mí la vocación? Pues no lo sé; es un
Misterio de la Gracia, un don de Dios, -asegura-. Dicen quienes me conocieron que yo era un
niño muy juguetón, ¡y hasta un poco maldito!, -sonríe-. Y que entre mis travesuras, también
jugaba a decir Misa con mis hermanos. Creo que mucho influyó el ejemplo de mis padres, la
educación que me impartieron, la bondad y santidad del párroco de mi pueblo, y las
predicaciones ofrecidas por un sacerdote carmelita coterráneo, que de vez en cuando nos
visitaba. Poco a poco fui descubriendo que quería ser sacerdote, y ser carmelita. A los once
años y medio dije a mis padres que me iba con los frailes, y entré en el Seminario Menor. Por
aquel entonces el régimen de formación era mucho más riguroso; permanecíamos internos
todo el tiempo; incluso durante el verano, cuando íbamos de paseo y de excursión, porque
no teníamos clase. Así que no volví a casa hasta pasados doce años, cuando recibí la
Ordenación Sacerdotal y fui a cantar Misa junto a la familia y los amigos.
Seguidamente evocó uno de sus recuerdos más emocionantes: el ver realizado, finalmente,
su sueño. Éramos un grupo numeroso, -explica-. Alrededor de ciento cincuenta candidatos
recibíamos las órdenes sagradas del presbiterado, el diaconado, el subdiaconado o bien las
órdenes menores, de manos de Monseñor Francisco Barbado Viejo, un obispo dominico de
feliz memoria, en la monumental Catedral Vieja de Salamanca. Fue el Sábado Santo de 1957,
durante la Vigilia Pascual. La ceremonia duró siete horas, pues el ritual de la Ordenación
comenzó antes, y no concluyó sino después de finalizada la Vigilia.
“IRE DONDE LA GLORIA DE DIOS ME LLAME”
(Beato Francisco Palau, carmelita)
Siendo un joven sacerdote, se le confió la misión de servir a la Iglesia en tierra cubana.
¿Cómo ocurrió la designación? ¿Qué sentimientos brotaron en su corazón? A los que
terminábamos el currículum de nuestra carrera –comenta-, el superior nos preguntaba
cuáles eran nuestros propósitos e ilusiones, dónde preferíamos trabajar. Yo le pedí que, si no
había inconvenientes, me confiara la labor misionera en alguna parcela de nuestra provincia
religiosa, que por entonces comprendiera a Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba. Me envió
aquí, donde los carmelitas estábamos presentes desde 1880.
Con mucho gozo e ilusión, cinco de los nuevos carmelitas partimos en el vapor “Satrústegui”
rumbo a La Habana. Salimos de Cádiz, hicimos escala en Tenerife, La Guaira, una región
de Venezuela, Curazao y Santo Domingo. Después de tres días allí retrocedimos a Puerto
Rico, y bordeando por el norte, divisamos las costas cubanas el 12
de mayo de1958. Recuerdo que un sobrecargo, muy amigo de los carmelitas, nos señaló,
desde lo lejos, una torre sobresaliendo entre los edificios, y nos dijo: ¿ven esa torre? Aquella
es vuestra casa. Al poco rato se podía divisar, con mayor claridad, la hermosa
torremonumento a la Virgen del Carmen.
Ya en Cuba, nos distribuyeron de acuerdo a las necesidades de cada lugar. Los carmelitas,
por esos años, estábamos presentes en Camagüey, Sancti Spíritus y Cabaiguán, además de
La Habana y Matanzas. A mi me confiaron la Dirección y Administración del Colegio
parroquial, que estaba por inaugurarse. ¡Era una obra social magnífica!- exclamó-. Se
impartía toda la enseñanza primaria a niños y niñas, principalmente pobres. En este
proyecto venía trabajando, hacía tiempo, la comunidad. La inauguración tuvo lugar el 3 de
octubre de 1958, entonces fiesta de santa Teresita. El acto contó con la presencia de
Monseñor Alfredo Müller, obispo auxiliar de La Habana, a nombre de Su Eminencia, el
Cardenal Arteaga. Tuvimos una matrícula inicial de trescientos cincuenta alumnos. Al frente
del Colegio me mantuve hasta su intervención. También fui asesor del grupo de jóvenes de
Acción Católica, que bajo el patrocinio de san Juan de la Cruz, funcionaba en nuestra
parroquia. Es decir, que desde el principio, asumí numerosas responsabilidades; me sentía
completo en aquellos años de juventud, ardor e ilusión.
Teodoro Becerril Fernandez fallecio en Cuba el 25 de febrero de 2011

 

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Conjuradero de nublos

CONJURADEROS DE NUBLOS   

 

Los conjuros de nublos son rituales y oraciones que se realizaban para expulsar esos nublos tan temidos por los campesinos, sobre todo, en tierras cerealistas de Castilla y León pero que estaban generalizadas en toda España, se tiene constancia de la existencia de conjuraderos en regiones como Murcia, Aragón, Cataluña o la Rioja en Aragón y Cataluña se les llama esconjuraderos y comunidors.

     Para realizar estos conjuros se construyeron templetes o pórticos, son construcciones sobrias, sin apenas elementos decorativos, cubiertas por una techumbre de no mucha altura, en el interior es habitual encontrar un pequeño altar, y en algunos de ellos un banco alrededor del centro, estos conjuraderos se encuentran generalmente dentro de las poblaciones, sobre todo a las entradas o próximas a las iglesias y eran los párrocos de cada pueblo mediante toques de campanas los que llamaban al conjuro, (Llamada a nublos) El sacerdote, provisto de agua bendita se dirigía al conjuradero, y desde allí, con misal en mano, las combatía, intentando desviarlas o deshacerlas, pero tampoco faltaban aquellos miembros de la iglesia que estaban en contra de estas prácticas, al considerarlas brujería. En 1529, fray Martín de Castañega, en su Tratado de las supersticiones y hechicerías crítica la proliferación de conjuradores que juegan con la nube como con una pelotaprocuran echar la nube fuera de su término y que caiga en el de su vecino.

     Por todos es sabido el miedo de los campesinos a las tormentas por los terribles desastres que les pudieran causar, las grandes granizadas tenían terribles efectos ya que la perdida de la cosecha de todo un año significaba una desgracia para las familias en aquellos tiempos en los que el seguro agrario no existía. Igual que contra la sequias, el campesino ha mirado siempre al cielo y ha recurrido a creencias y supersticiones populares que le han llevado a los conjuros de nublos.  

Una de las poesías que se cantaban en los días de conjuros es esta:

     Tente nublo, tente tú,

     que Dios puede más que tú.

     si eres agua, ven acá,

     si eres piedra, vete allá

     siete leguas de mi pueblo

     y otras tantas más allá.

    Tente nublo, tente tú

    que Dios puede más que tú,

    tente nublo, redoblado

    que Dios puede más que el diablo

    tente nublo, tente en ti.

    Dios lo quiere y manda así

     El conjuradero de Cozuelos es una construcción muy interesante y atípica desde el punto de vista etnográfico e histórico donde los más viejos del lugar no nos saben decir cuando pudiera haber sido construido pues siempre la conocieron así. Se encuentra junto a la iglesia de Nuestra señora de la Asunción en el recinto exterior y no está en muy buen estado, entre otros motivos, porque la iglesia no le ha dado la importancia debida ni se ha hecho cargo de su mantenimiento. Está compuesto por cuatro columnas de dos metros y medio de alto, falta la cubierta, una sola entrada y un poyete en todo el diámetro interior para sentarse, está abierta a cada punto cardinal, es cuadrada y tiene una superficie de 20 metros aproximadamente, que sepamos, conjuraderos en Castilla León quedan tres junto al de Cozuelos, los de Cuenca de Campos en Valladolid y los de Pozas de la Sal y Villegas en Burgos. En el resto de España se conservan en buen estado algunos en Aragón y en Cataluña incluso uno reconocido en Alicante en Bayeres de Mariola.

Angel B.

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