Olmos de Ojeda, como bien hace gala su apellido, se ubica en el centro de la comarca de la Ojeda, cara al rio Burejo que recibe las aguas del Tabares y es territorio de transición entre Tierras de Campos, al sur, y la Montaña Palentina al norte.
Coordenadas Longitud 42º 43´N, latitud 4º 25´W, tiene una altitud de 930 metros sobre el nivel del mar
Habitantes a 1 de enero de 2023, 179 de los cuales 114 son hombres y 65 mujeres, según datos del INE
Hasta la reforma de la nomenclatura municipal de 1916 el municipio se llamaba Olmos de Ojeda ó Santa Eufemia. En dicha fecha su nombre fue modificado por el de Olmos de Ojeda.
En 1971 se fusionan los municipios de Olmos de Ojeda y Vega de Bur, estableciéndose la casa consistorial del nuevo municipio en Olmos de Ojeda.
Casa nobiliar con leyenda relativa a la brevedad de la vida.
En su casco urbano se encuentra una casa nobiliar muy modificada pero que, junto con el escudo familiar, conserva una inscripción con la siguiente leyenda: “TODO LO QUE EL MUNDO AMA ACAVA EN LA SEPULTURA. NO AMES BIEN QUE SE ACABA NI TEMAS MAL QUE NO DURA. AÑO DE 1758” como clara referencia al concepto de carpe diem.
Conforman el municipio del Olmos de Ojeda, además del propio Olmos, las localidades de Amayuelas, Moarves, Montoto, Quintanatello, San Pedro, Villavega, todos ellos apellidado de Ojeda, más Vega de Bur.
Destaca en Olmos el soberbio palacio barroco de D. Tomas Rodríguez Monroy, oficial del Santo oficio de la Inquisición en el siglo XVII, además de su iglesia parroquial, dedicada a San Miguel, de origen gótico. En su pago “el Hito” se han hallado múltiples restos arqueológicos que reafirman la existencia de una villa romana de época bajo imperial.
Cuenta la leyenda que doña Sancha, hija de Alfonso IX de León y de Teresa de Portugal, además de hermana por parte de padre de Fernando III el Santo, aún deambula entre los muros de la Iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos.
Rememoran que doña Sancha había nacido para ser reina, para gobernar sobre León, mientras que su hermana Dulce haría lo propio sobre Galicia. Pero el alma de Sancha buscaba destinos más elevados, no quería enfrentarse al día de día de la dura política de la época, con sus intrigas y problemas, ni casarse con el rey castellano Enrique I, al que no conocía y tampoco amaba.
Sancha y Dulce renunciaron a sus derechos dinásticos a favor de Fernando III tras el acuerdo conocido como la Concordia de Benavente. Luego Sancha se retiró a la vida monástica como hacían tantas mujeres de la nobleza en aquella época. Y aquí entra en juego la leyenda, que cuenta que los burros que tiraban del carro en el que viaja Sancha se pararon enfrente de Santa Eufemia, lo que interpretó como una señal divina para vestir los hábitos. Entró como una monja más y llegó a ser la abadesa de Santa Eufemia. También cuentan que cuando entró en el convento llegó a decir: «yo he venido a servir, no a que me sirvan», en referencia a que no quería ningún trato de favor.
Y entre leyendas envueltas en el románico, Olmos de Ojeda ha celebrado históricamente dos fiestas, las de San Miguel el 8 de mayo, y las de San Juan el 24 de junio. Con el paso de la gente y la emigración, el pueblo ha ido perdiendo vecinos y las fiestas buena parte de su lustre.
La iglesia de Olmos de Ojeda está dedicada a San Miguel, se encuentra situada en un alto dominando el caserío. Para aproximarnos a la historia medieval de Olmos de Ojeda sólo contamos con los datos suministrados por la Estadística de la Diócesis Palentina de 1345 y por el Libro Becerro de las Behetrías de 1352. El primero de ellos reconoce la existencia de la parroquia de Sanct Miguel en el arciprestazgo de la Ojeda, dependiente del arcedianato de Carrión. El segundo nos aporta su nombre más antiguo, Olmos de Santa Enfimia (o Eufimia como aparece en el margen) que según Navarro se apellidó así por el monasterio cercano de Santa Eufemia de Cozuelos y al desaparecer este, la Administración le denominó Olmos de Ojeda por la comarca donde está enclavado este pueblo. La por otra parte lógica dependencia del poblado respecto del vecino monasterio aparece ratificada por el Libro Becerro de las Behetrías: “Este lugar es la mitad behetría de don Nunno y la otra mitad de la comendadora de Santa Enfimia de donde es natural el dicho don Nunno”.
La iglesia de San Miguel, aunque levantada con buena sillería la mayor parte de ella, no ha descartado la utilización del ladrillo en algunas de sus partes, fruto de reconstrucciones y reformas posteriores. Éste es el caso del cuerpo superior de la torre o del cuerpo añadido justo en la portada que deja ver la cornisa de ladrillo y el resto revocado. La planta de este edificio consta de una sola nave con testero plano y sacristía rectangular adosada al lado meridional. A los pies del templo se levantaba una espadaña con dos troneras de arcos apuntados e impostas de nacela que fue reaprovechada posteriormente cuando se edificó la torre actual de piedra y ladrillo. Se accede a ella a través de una escalera de caracol alojada en un cuerpo poligonal colocado al sur. Sobre el arco triunfal se dispone otra sencilla espadaña de un solo arco que responde a una solución habitual en el románico palentino, utilizada por ejemplo en Vallespinoso de Aguilar, Villanueva de la Torre, Manquillos, ermita de Melgar de Yuso, etc. El muro norte, sin ningún tipo de vano, está jalonado por cuatro contrafuertes que marcan los tramos del interior de la nave. Se remata con una cornisa sostenida por simples canecillos de nacela que continúa hasta la cabecera. La puerta de ingreso se abre al mediodía protegida por un sencillo pórtico. Está formada por un arco de medio punto y una moldura de caveto señalando la línea de imposta. En el muro aparece un sillar con una cruz patada inscrita en un círculo. En el interior, la nave se cubre con bóvedas de crucería gótica, estrelladas y de terceletes, sostenidas por ménsulas y por pilares adosados al muro coronados por capiteles corridos con rica decoración escultórica. En el lado sur, a la altura del primer tramo de la nave inmediato al triunfal, se abren dos arcos que comunican con una estancia que hace las veces de sacristía. Parece tratarse de la primitiva entrada al templo que quedó sin acabar. El arco más cercano a la cabecera está moldurado con bocel y escocia mientras que el otro descansa sobre una pareja de columnillas a cada lado con capiteles lisos –probablemente inacabados– y marcado collarino. Esta portada debió dar al exterior al igual que una ventana gótica colocada sobre ella que hoy comunica la nave con la sacristía. En definitiva, poco queda del primitivo templo románico a no ser parte de la espadaña, la caja de muros y la portada inacabada del lado meridional, datos con los que podemos hacernos una vaga idea del tipo de iglesia que pudo ser, pero insuficientes para poder establecer una cronología precisa. Algo a lo que tampoco ayuda la ausencia de decoración escultórica propiamente románica. Pensamos, sin embargo, que los restos románicos conservados no deben ser anteriores a finales del siglo XII.
Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos
La iglesia románica de Sta Eufemia de Cozollos (S.XII), monumento histórico-artístico nacional desde 1931, es uno de los enclaves más importante de la ruta del románico español. Único vestigio de lo que fuera Real Monasterio de Frailas Comendadoras de Santiago, está situado al norte de la provincia de Palencia, en el término de Olmos de Ojeda, en la carretera comarcal 627 Burgos-Potes, dentro de la finca privada de agroturismo denominada “Granja Santa Eufemia”: https://lagranjasantaeufemia.com/
La familia propietaria de dicha iglesia viene cuidando con esmero desde hace 4 generaciones tan preciada joya arquitectónica conservándose ésta en perfecto estado.
Al contrario de lo que generalmente sucede, esta iglesia no está en manos privadas a causa de las leyes desamortizadoras de Mendizábal, ministro de Isabel II que despojó a la Iglesia española de muchas de sus posesiones, sino por trueque de las frailas Comendadoras, que dieron el Monasterio a cambio de fincas en Toledo, donde se hallaban desde que marcharon en los comienzos del S. XVI.
Fue abadesa de dicho monasterio Doña Sancha Alfonso, reina de León durante 47 días, y que abdica en favor de su hermano Fernando III El Santo, uniéndose así Castilla y León. Tía de Alfonso X, el Sabio, el rey de las “Cantigas a Santa María”, fue hija del rey de León -Alfonso IX y de la infanta Doña Teresa de Portugal. Muere Doña Sancha, en olor de santidad en el año 1270 y es enterrada en el sepulcro a la izquierda del crucero, adornado con espada con venera y leones y flores de lis En el año 1503 las Comendadoras se trasladan al Convento de Santa Fé el Real, en Toledo. El 10 de mayo de 1608, D. Juan de Aguilar y Rebolledo traslada el cuerpo incorrupto y venerado de la infanta D. Sancha desde el Monasterio de Santa. Eufemia al de Santa Fé el Real, con licencia de nuestro rey Felipe III. En el interior de la iglesia, además del sepulcro ya citado, se halla al lado derecho del crucero el enterramiento de un caballero cruzado. Hay otros dos enterramientos en el suelo, uno de ellos de otro cruzado, quizás de la Casa de Aguilar”. (Texto tomado de la página web del sitio) l románico palentino ha supuesto para mi un cúmulo de sorpresas agradables y de momentos de absoluta abstracción. Encontrarme con Santa Eufemia y conocer su estructura, historia, situación actual y los esfuerzos que hacen sus propietarios por mantenerla, difundirla y rentabilizarla, ha sido todo un privilegio.
Circulando desde Herrera hacia el norte, en dirección a Cervera de Pisuerga, tras rebasar el pueblo de Olmos de Ojeda veremos la granja de Santa Eufemia a poca distancia a derecha de la carretera. La amabilidad de los propietarios para visitar el monumento y proporcionarme información sobre el mismo es un detalle importante que quiero resaltar (5 de agosto de 2004, 2005, 2006, 2008 y 2016).
El templo tiene planta de cruz latina, abriéndose un absidiolo en cada brazo del crucero y flanqueando al central, de mayor altura y proyección. Sobre el crucero se eleva la estructura que cobija la cúpula y linterna del templo. Posee dos impostas, la inferior de ajedrezado. Entre ambas abren cuatro ventanales aspillerados, uno por lienzo y en el cuerpo superior columnillas lisas decoran sus ángulos. Una espadaña de tres ojos culmina el hastial de poniente.
En la cabecera, el ábside central destaca de entre los otros dos por tamaño y decoración. Probablemente su basamento proceda de un templo de mayor antigüedad. Dos contrafuertes acabados en basas que debieron sustentar columnas hasta la cornisa, que no se llegaron a construir, lo dividen en tres lienzos en cada uno de los cuales abre un bello ventanal decorado con abundancia de motivos al modo jaqués: dos arquivoltas, bezantes entre ambas y guardapolvo de ajedrezado por fuera, que continúa a la altura de los ábacos de los capiteles por todo el cilindro incluso por encima de los contrafuertes. Los ábsides laterales son más sencillos en su diseño. Posee un contrafuerte cada uno que alcanza la cornisa y una pequeña lesena de articulación con el ábside central. Canecillos de perfil de nacela decoran los aleros. Hay uno solo historiado, en el ángulo nordeste del transepto.
En el ábside central se advierte las dudas y fases edificativas del templo. El planteamiento inicial de columnas sobre los contrafuertes dio paso a un acabado más sencillo, probablemente fruto ya del momento cisterciense, que también se nota en la nave apuntada, así como en sus capiteles ya de labra sencilla y vegetal.
En la imposta occidental de la portada que abre en el brazo sur del transepto hay una epigrafía que muestra el nombre de quien la hizo: Nicolás (“NICOLAO ME FESIT”). En el lado opuesto otra que parece decir Iohannes, aunque la epigrafía es deficiente