En un oterillo se levanta como vigía la esbelta iglesia románica de San Esteban. De estilo románico de los siglos XII y XIII, de entonces procede la portada, hay dos magníficos capiteles y ábacos que sostienen que sostienen el arco toral. Uno de ellos representa la Virgen sedente con el niño y San José recibiendo la adoración de los Reyes Magos. El otro es el profeta Daniel con dos leones a sus pies, da la impresión que el elemento que hay detrás de Daniel en forma de arco pretende representar el foso. No hay elementos iconográficos que permitan determinar si la escena representada corresponde a la condena narrada en el episodio de Daniel 6 ó en Daniel 14. En las esquinas del capitel y en algunas partes del fondo de la escena hay volutas y decoración vegetal.

     Tiene capiteles con ventanales historiados, en el altar sobre la mesa del altar hay cuatro imágenes de San esteban, San Sebastián, San Lorenzo y San Miguel arcángel en el juicio final, arriba la imagen pintada de la Virgen Asunta. La piedra bautismal es de piedra lisa.

     A finales del siglo XV se reformo el cuerpo del templo y de entonces datan las bóvedas de crucería.

     El único libro que se conserva es muy tardío, data de 1850, para venerar con más fervor desde muy antiguo los feligreses de Montoto – clérigos y seglares- instituyeron Hermandad y Cofradía a su santo patrono para vivir con mayor intensidad la caridad cristiana y mejor servir a Dios en provecho espiritual. Solamente se conservan dos documentos que hacen referencia a esta Cofradía: “libro de cuentas” de 1727 a 1816 y un cuadernillo en que se asientan las reglas y ordenanzas por las que se ha regido y gobernado la Hermandad, aprobadas el 4 de diciembre de 1607 por el Provisor y Vicario General con el visto bueno del Fiscal Eclesiástico del Obispado.

Consta la regla de diez y seis capítulos, sencillos y cortos en extensión que nos van a ayudar a conocer el espíritu de la Cofradía. Se inicia con el encabezamiento en el que el Abad, ofieiale5 y cofrades invocan a Dios Trino y uno y declaran su fe en el Misterio, y al santo Patrono S. Esteban piden protección y ayuda,

      En los distintos capítulos de la regla se ordenan:

La entrada de los cofrades y condiciones: ser personas de buena conciencia y buenas costumbres; la entrada del cofrade ha de ser el día de la fiesta patronal, 4 de agosto, ante el abad, oficiales y hermanos cofrades; pagará de cuota media sordera y un cuarterón de cera; si fuese forastero será media oveja y una libra de cera.

      Cultos: la fiesta principal es 4 de agosto, día de S. Esteban, mártir con víspera, misa cansada con ministros, colación o comida de hermandad; a los pobres que acuden a la fiesta, que no son pocos, se les dará comida.

Los oficios son: el Abad, que lo es el cura del lugar, mayordomo y muñidor o alguacil de la cofradía; el cargo de mayordomo se renueva cada año al rendir las cuentas en el sejo o reunión que se hace el día de la fiesta.

Práctica de la caridad: se inculca la práctica de la caridad con los cofrades necesitados y cualquier otro necesitado del lugar o transeúnte; evitándose las ofensas de palabra y obra e invitando al perdón; visita a los enfermos.

Asistencia a las honras fúnebres: entierro y funeral con candelas prendidas; se comprometen a dar tierra piadosamente al pobre transeúnte que falleciere en el pueblo. En los entierros se pide a los cofrades una limosna para ofrecer sufragios por los difuntos.

     APROBACIÓN DE LA REGLA. Palencia a 4 de noviembre de 1607.

       La aprobación de la regla suponía para los cofrades una garantía y conformidad. Fue presentada la Regla al licenciado D. Pedro González, canónigo y Visitador del obispado, por sus provisores y Cabildo, sede vacante por fin y muerte de D. Martín Axpe y Sierra- obispo que fue de Palencia, y fueron confirmados los capítulos para se cumplan y guarden.

       OCASO DE LA COFRADÍA.

       Después de un largo recorrido llegaron los días del fin y del ocaso. Vientos ad- versos soplaban ya en los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX. Al de- caimiento devocional, no solo en nuestros pueblos sino en todo el país, llegaron las leyes desamortizadoras de Mendizábal despojando a la iglesia y sus instituciones sus posesiones; el fin es lento y progresivo y esto se advierte y refleja en las actas de visita.

         Año 1816. 25 de octubre.

         Por mandato del Visitador, el licenciado D. Mateo Díaz de la Peña, beneficiado de preste y cura teniente de Santa María la Sagrada de Tordehumos y Vicario de cipreste de ese partido por D. Francisco Javier, obispo de Palencia advirtió que la cofradía no rendía cuentas desde el año 1810 y que pase de las heredades se habían vendido según escritura a favor de Santiago Báscones.

         Año 1833. 13 de septiembre. Estando en Guardo D. Carlos Laborda, obispo de Palencia haciendo visita pastoral, revisó los libros de la Cofradía de S. Esteban de Montoto y en virtud de que ya no había cofrades ni se rendían cuentas la dio por extinguida agregando a la parroquia los objetos de culto, documentos y bienes que aún quedaban y mandó que se celebren algunos sufragios por los cofrades difuntos.