"En la Comunidad Autónoma de Castilla y León, las construcciones de adobe, tapial o muros de varas entretejidas cubiertas con barro, surgen en todas partes, desde los interiores de las casas montañesas, hasta los exteriores de las tierras del llano. Esta arquitectura, de carácter tan genuinamente popular, es algo muy nuestro. Estas líneas vienen a ser un homenaje al buen hacer de esos maestros albañiles que, carentes de materiales nobles, incluso de teja, han sabido crear espacios de servicio y habitación para las actividades agrícolas o pastoriles de las comunidades rurales..."
"El adobe. Es sin duda el material más empleado en las construcciones. Su etimología, según Sebastián de Cobarruvias ("Tesoro de la lengua Castellana o española") adobe es el ladrillo por cocer, dicho así, atento que la tierra de que se hace se adoba primero y se sazona; lo cual en latín se llama temperamentum". Y lo diferencia del ladrillo en que "ultra de ser grosero y mezclado con paja se deja al sol y no se cuece en un horno; y así se llaman comúnmente later crudus". Otras veces está definido como del árabe atot, ladrillo o cuerpo formado con tierra arcillosa a veces mezclada con cal, paja, arena, estiércol, etc. para darle consistencia"
Ya en la Biblia conocemos la fabricación de adobes con mezclas de paja. En el Éxodo se lee: "Aquel mismo día dio el Faraón a los capataces del pueblo y a los escribas la orden de no facilitar, como hasta entonces, al pueblo la paja para hacer los ladrillos, sino que fueran ellos a recogerla..." El término adobes aparece ya en 1139-1149 (El Fuero de Pozuelo de Campos).
"En la actualidad, aunque se haya perdido en las construcciones autóctonas, se está revalorizando por arquitectos y estudiosos de la arquitectura culta, que ven en él una solución económica, a la vez que con muchas posibilidades para la construcción de todo tipo de edificios. Desde el punto de vista etnográfico, conviene señalar que, aunque las medidas y tipos de tierra que se emplean sean diferentes en cada comarca, el sistema de fabricación es muy similar en todas ellas: arrancada la tierra del barrero, se criba perfectamente para limpiarla de impurezas (palos, raíces, piedras...) se amontona y mezcla con paja, se añade agua al tiempo que se pisa para facilitar que aun los más pequeños cabones se empapen bien. Una vez hecha la pilada del barro, se vuelca en unos moldes rectangulares de madera llamados comúnmente gradillas, aunque en algunas comarcas (Los Oteros en León) se llaman hormas, y en Tierra de Campos, macales, mecales, amacales e incluso abancales. El barro se aprieta bien con las manos, retirándose el sobrante al pasar un rasero por encima, que de esta forma se consigue dar una superficie lisa a la pieza. Para que el barro no se pegue a la gradilla, y los adobes salgan bien, se moja aquella con agua, o se mancha con arena y ceniza
Los adobes, una vez hechos, se dejan secar al sol dándoles vueltas de vez en cuando, y colocándolos sobre uno u otro costado, para que el sol y el aire los seque bien por todas partes. El adobe tiene la ventaja sobre el tapial que, al ser más manejables, se puede manipular cómodamente en las construcciones de altura, es más fácil su utilización en el relleno de los entramados, y único para la fabricación de arcos, bóvedas, cúpulas, falsas cúpulas, etc...
Otra característica es que la materia prima para su elaboración, generalmente se puede conseguir en el lugar donde se va a edificar, ahorrando así su transporte. Se puede concluir entonces que el adobe es un material que, gracias a sus características térmicas, resulta ideal para regularizar la temperatura de los espacios internos de las viviendas situadas en climas fríos o de veranos, sin embargo, no es recomendable en ambientes muy lluviosos.
Etimológicamente la palabra adobe se deriva del árabe “al-tub”, que se refiere a una especie de ladrillo elaborado con una masa de barro hecho de arena o arcilla, la cual era mezclada con paja para luego darle forma de ladrillo y puesta a secar al sol, estos ladrillos hechos de adobe eran utilizados para la edificación de paredes y muros. La técnica de elaboración de estos ladrillos se fue expandiendo por todo el mundo, hallándose en muchas civilizaciones que jamás tuvieron ningún vínculo. Entre sus características está: la de poseer una gran inactividad térmica, esto se debe a su densidad para construir, por lo que es muy útil como regulador de la temperatura interior de la vivienda, durante el invierno conserva el calor y durante el verano conserva la frescura. Como el adobe es un material que es capaz de absorber la humedad atmosférica, tiende a perder su resistencia, a lo que se debe tener cuidado si es expuesto a largas temporadas de lluvia, ya que algunas paredes podrían desplomarse.